sábado, 11 de abril de 2015

Mi última novela: Entre el amor y el sarcasmo

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               

                                                                    Capítulo I


El funeral fue como cabía esperar, el señor Codovan no tenía amigos y tampoco estaba casado, así que el cortejo fúnebre que acompañaba el féretro en su último adiós en el Mount Hope Cementery de Boston, se componía únicamente de nosotros, los empleados de Stielder Company.
Paseando la vista a mi alrededor me di cuenta de que nadie estaba mirando hacia el ataúd, todos los ojos estaban puestos en la pose rígida de Arthur Stielder.
No era la única que se moría de ganas por saber qué tendría que decir en la reunión del lunes, tras hablar con el consejo directivo. Habría cambios, seguro. A Roy, mi jefe, le había costado trabajo no sonreír cuando se enteró de la muerte del señor Codovan, ya se veía ocupando su cargo, pero no las tenía todas consigo, Thomas Elder y Catherine Newman, también optaban al puesto.
Los demás, todos pequeños peones como yo, habíamos hecho una porra al respecto.

—¿Quiere dedicarle unas palabras al finado? —el párroco interrumpió mis pensamientos y alcé el cuello para observar el semblante del señor Stielder.
Arthur Stielder se acercó al ataúd y carraspeó. Su sentido de la moda se había quedado en los años setenta, llevaba un impecable traje negro hecho a medida de tres botones en vez de dos, sus pantalones eran demasiado anchos y su chaqueta demasiado corta y estrecha, y en sus solapas, exageradamente amplias, habría podido aterrizar un 747.
Antes de hablar nos dedicó a todos una de sus miradas gélidas y arrogantes, para cerciorarse de que no hubiese murmullos mientras él soltaba su discurso.
—Creo que hablo en nombre de todos cuando digo que Codovan ha sido una inspiración para nosotros. Robert, era un hombre enamorado de su trabajo, echaremos de menos la pasión que ponía en hacer de la compañía Stielder una de las empresas más fuertes del país, llevándonos al éxito en innumerables ocasiones. Era un hábil, certero, siempre iba un paso por delante de la competencia, siempre dispuesto a pelear por nuestra gran familia empresarial. Por eso estamos todos hoy aquí, para despedir al hombre que hizo posible que nuestros sueños llegasen tan lejos. Te echaremos de menos, amigo.
—¿Amigo? Tú no tienes amigos, Cacatúa —susurró Anna a mi lado.
—Calla, me vas a hacer reír —dije bajando la cabeza para disimular una sonrisa.
—¿Te has fijado en los carroñeros? Mi jefa ha estado sacando brillo a sus colmillos —comentó dirigiendo la mirada hacia Catherine Newman.
—El mío se pasó todo el viernes tarareando alegremente, ya se ve en el puesto —le respondí resoplando.

Finalizada la ceremonia, la gente empezó a abandonar el cementerio entre murmullos. Catherine Newman alzó la mano y la agitó con fuerza, demasiado cerca del ataúd del señor Codovan, me pareció un gesto de mal gusto. Claramente trataba de llamar la atención de Anna, ¡como si fuese posible ignorarla!, cualquiera habría podido perder la vista eclipsado por tanto complemento. A mí me dedicó una mirada de desconfianza. No sé por qué, los jefes están absolutamente convencidos de que las secretarias de los demás somos completamente fieles a nuestros superiores, como perrillos falderos sin otra cosa que hacer que adorar a su amo, cuando lo cierto es que todas estamos de una u otra manera, cansadas de sus manías e intrigas de oficina.
—Nos vemos en Tooll´s —se despidió Anna.
Tooll´s es el pub al que acudimos los sábados por la noche, un sitio nuevo que descubrimos por casualidad en Cambridge, una noche en la que nuestra intención era ir al Regatta Bar, en Benett Street, para disfrutar de buen jazz, y una lluvia torrencial nos sorprendió unas manzanas antes de llegar, obligándonos a refugiarnos en el callejón lúgubre donde está situado.
Al principio nos asustamos porque la clientela no puede describirse como selecta precisamente, es una especie de refugio de borrachines, personajes bohemios, moteros, y todo un cúmulo de gente que parece desentonar en todas partes.
Yo no quería volver a poner un pie en aquel sitio porque León, el barman, que también es el dueño, y yo, tenemos una relación... digamos tirante, pero Sally, la secretaria de Thomas Newton, está encantada, porque salvo las moteras, no hay otras mujeres, a parte de nosotras, en todo el local, y la insistencia de su madre para que encuentre marido la está afectando, creo que demasiado.
León es... ¿cómo describir a León? Tiene los ojos de un tono miel, son los ojos más bonitos del mundo, tan cálidos, sabios, tristes y traviesos a la vez, juega con ellos como nadie. Sus labios son carnosos y atrayentes y a veces, cuando sonríe, me cuesta no sonreír con él. Es alto, de complexión fuerte y adicto a las frases lapidarias y al sarcasmo, que practica con todo el que se le pone a tiro, especialmente conmigo, es su diversión favorita y siempre acaba sacándome de quicio. Me cae bien pero es detestable.

—¡Daphne! —Allan Carr me dedicó una de sus preciosas sonrisas felinas, es tan increíblemente guapo y tan desafortunadamente mujeriego, que no deja margen para otra cosa que no sea un poco de coqueteo sin malicia —¿Me acercas a casa?, mi coche está en el taller.
—Claro, vamos —acepté.
Caminé con mi escolta gatuno hasta mi Ford Escape de segunda mano.
—Y bien, ¿quién va ganando en las apuestas? —me preguntó luciendo una sonrisa encantadora.
—Roy y Catherine van muy igualados, cualquiera de los dos puede ser el nuevo jefe, casi todas hemos descartado a Thomas.
—¿Tú por quién has apostado?
—Por Roy, aunque estuve a punto de apostar por Catherine solo por las ganas que tengo de ver perder a mi jefe.
—Pero si él gana tú también ascenderás y tendrás despacho propio.
—¡Oh, no!, la verdad es que no había pensado en ello, ¿y qué pasará con Maggy? Pobre, se la veía muy afectada.
Maggy era la secretaria del difunto señor Codovan, una mujer tremendamente dulce, amable y cariñosa, en la séptima planta la considerábamos la madre de todas. Siempre está dispuesta a echar una mano y a cubrir a cualquier compañero. Había entrado en la empresa a los dieciocho años y apenas le quedaban cinco para jubilarse, odiaba pensar que yo podría ser la causa de una reducción de sueldo y puesto debido al ascenso de Roy, quizá incluso prescindieran de ella, era una expectativa horrible.
El coche traqueteó de forma extraña mientras nos deteníamos en un semáforo en rojo.
—¿Qué le pasa a este trasto? —preguntó Allan.
—Yo estoy más preocupada por qué va a pasar con Maggy —contesté odiándome a mí misma por no haber caído en que el ascenso de Roy podría perjudicarla.
—¡Venga Daphne!, no pasará nada, Maggy es intocable, todos lo sabemos, incluso el señor Stielder le tiene respeto, yo me preocuparía más por tu coche.
“Menuda falta de tacto”, pensé molesta.
Allan debió notar mi cambio de humor porque empezó a hablar de nuevo de las apuestas, comentando que Bowman, uno de sus compañeros de envíos, había apostado veinte dolares a que el nuevo jefe sería la anciana señora Stielder, y que los tres más que probables candidatos, serían descartados.
La verdad es que el comentario me hizo reír. Bowman tenía esa cualidad, sus teorías sobre cualquier cosa eran siempre descabelladas.
El móvil empezó a sonar cuando maniobraba para dejar a Allan frente a su bloque de apartamentos.
—¿Sí?
—¿Daphne?
—Hola mamá —“es mi móvil, ¿quién iba a ser si no?”, me digo internamente.
—Tienes que venir enseguida, tu hermana ya está en el hospital.
—¡Ya! —me sorprendo —, pero si todavía le quedan dos semanas.
—El niño se ha adelantado. Habrá salido a ti, que siempre tienes prisa...
—¡Ja, ja,! Muy graciosa. Voy para allá ahora mismo.

Mi coche volvió a traquetear de forma extraña cuando me puse en marcha hacia el Tufts Medical Center .
—Tendrás que aguantarte, si me dejas tirada ahora te mato.
A veces hablo con el coche, sí, y con algunas otras cosas, es una manía familiar, lo hacía mi abuelo, lo hace mi padre y lo hago yo.

En los pasillos del hospital me encuentro a mi madre, es imposible no distinguirla incluso a distancia, está dando vueltas como una fiera enjaulada y se apresura a salirme al paso en cuanto me ve.
—Ya la han bajado a quirófano —me informa visiblemente nerviosa.
—¿Tan pronto?
—Han llegado justo a tiempo, parece ser que tu hermana estaba convencida de que tenía dolor de estómago por algo que había comido y no quería venir. Ya sabes cómo es Valeria, se le ocurren unas cosas...
—Habrán sido los nervios, mamá ¿Y James, ha bajado con ella?
—Sí, estaba blanco como la cera, creo que los médicos tendrán que darle oxígeno.
—¡Mamá!
Mi madre no soporta a mi cuñado, la verdad es que a mí tampoco me cae bien, en las cenas de navidad es una tortura aguantar sus chistes soeces, las críticas a la comida para molestar a mi madre, y sus preguntas sobre mi vida amorosa, así que en parte me alegra que por fin algo le haga cerrar la boca. Con el único que no se atreve a meterse James, es con mi padre, porque le mira fijamente sin contestar cuando trata de molestarle.
—Hola papá —le saludo sonriendo. Se le ve mala cara y me doy cuenta de que intenta disimular lo preocupado que está—. Es un buen hospital, papá.
—Ya lo sé hija —dijo desviando la mirada.
Mi madre acapara la conversación durante la espera, es su manera de sacarse de encima la tensión del momento.
—¡Allí! —grita levantándose de un salto cuando por fin suben a mi hermana en la camilla.
Todos esperamos a que la introduzcan en la habitación.
—¿Y el niño? —pregunta mi padre al ver que está sola.
—Ahora me lo traen papá, están haciéndole pruebas —contestó Valeria.
—¿Pruebas? —el color huye de la cara de mi padre.
—Es lo normal, lo hacen con todos los recién nacidos para asegurarse de que están bien, tranquilo —le calmó sonriendo.
—¿Qué tal estás? —pregunté cogiéndola de la mano.
—Cansada pero feliz, tengo ganas de que lo traigan ya, es tan... tan bonito —sonríe.
—¿Y James?
—Lo ha pasado fatal el pobre, se ha desmayado y lo tuvieron que sacar de quirófano entre dos enfermeras.
—Vaya, se lo ha perdido —dijo mi padre con fingida compasión.
—No, lo vio después, ahora está con él mientras le hacen las pruebas. Me muero de sed —añadió paladeando.
—¿Quieres que le pida un vaso de agua a la enfermera? —le pregunté.
—No puedo beber nada hasta que me quiten esto —me contestó meneando la goma conectada al suero—. Pero puedes pedirles que te dejen una gasa empapada, me dejan mojar los labios.
—¡Madre mía, qué tortura! —me asombré.
Un rato más tarde nos trajeron al niño y pasó algo que no me esperaba, los ojos se me llenaron de lágrimas al verlo, era tan pequeño y maravilloso. En el pasillo se escuchaban los gritos de algunos bebés llorando, pero mi sobrino apenas emitía un leve llanto. Mi padre tuvo que reprimir las lágrimas, como yo, así que imaginad cómo llegué esa noche a Tooll´s.

—¡Señor León, una ronda para las señoritas, estamos de celebración! —grité al entrar.
—Se nota, hoy vienes muy guapa, te sienta bien el negro, a ver si lo adivino, ¿vienes de un funeral?
—Pues en realidad, sí —contesté sonriendo.
León sonrió de medio lado y yo le miré fijamente a los ojos, aguantándole la sonrisa.
—¿Algún tío rico que ha dejado su fortuna a la sobrina rubia? —preguntó con cinismo.
—No, un jefe de la oficina —contestó Sally.
León la miró fijamente intentando dilucidar si le contaba la verdad o se unía a mí en una broma para buscarle las cosquillas.
—No sabes cuándo dejarlo, ¿verdad León? —sonreí con cinismo y él entrecerró los ojos.
—¿De verdad estamos celebrando la muerte de Codovan? —preguntó inocentemente Sally—. ¿Es que sabes algo que nosotras no sepamos?, ¿han nombrado ya a alguien?
—En realidad... Bowman tenía razón, la señora Stielder ha sido nombrada nueva jefa de proyectos y nuestros jefes están descartados, ahora mismo están instalando mobiliario adaptado especialmente para sus problemas de reuma —me puse algo seria para darle veracidad.
—¡Estás de broma! —Anna estaba estupefacta.
León no sabía cómo disimular su asombro, pasaba el paño una y otra vez por el mismo sitio como limpiando una inexistente mancha en la barra. Me hacía gracia esa estupefacción suya, creyéndome capaz de celebrar la muerte de alguien.
—¡Pues claro que estoy de broma! —me carcajeé—. Acaba de nacer Charles, mi sobrino, por eso he venido de viuda negra, no me ha dado tiempo a cambiarme, llevo toda la tarde en el hospital —me giré hacia León con cara de burla y él se hizo el despistado dándose la vuelta para ordenar las ya ordenadas botellas del mostrador.
El local se animó bastante esa noche, o puede que fuese yo la que estaba animada, terminé invitando a una motera y su novio a unas copas y bailé con ellos dos, mientras Anna y Sally, se desternillaban de risa. Al final el alcohol me pasó factura y me empeñé en creerme una experta en billar, total, que aposté cincuenta dolares y perdí, claro, porque no había jugado en toda mi vida, y porque la mesa se movía mucho. La motera y su novio se pelearon con el tipo que me invitó a jugar por aprovecharse de mi estado, ganaron, pero en el trascurso de la pelea traté de mediar para detenerles y recibí una patada en las costillas nada agradable.
León los sacó a los tres del local de malas maneras y a mí me sentó en una silla de la mesa que ocupaban mis amigas.
—A ver si te estás quietecita ya, rubia.
—Pídeme otra cosa, barbitas —repliqué dándole la espalda.
—Tienes a León preocupado —me dijo Anna.
—Es un aguafiestas.
—El aguafiestas te ha salvado de recibir una paliza —añadió.
—¡Bah!, tengo demasiado alcohol en sangre para sentir un golpe ahora mismo, estoy anestesiada corporalmente.
—Menuda trompa —se carcajeó Anna.
—León, guapo, tráeme otro mojito —le grité desde la mesa.
—Enseguida señora —contestó en tono fingidamente servicial.
—Este se trae algo entre manos, conozco ese tono —dije dándome la vuelta para mirarle mal.
—¿Se puede saber qué os pasa a los dos? —preguntó Sally—, parecéis un matrimonio.
—¿Tú qué dices León ? —grité—, ¿me quieres o me odias?
—Estoy trabajando, no tengo tiempo para dejarte en evidencia ahora mismo —gritó a su vez desde la barra.
—¿Estás haciendo huelga de rubias?
—No tengo nada contra las rubias, mi madre es rubia. Y sí, sé cómo piensas o cómo intentas pensar por ese hecho.
—No, no tienes ni idea barbitas, me estoy partiendo de risa internamente pensando en Freud.
—Lo sabía perfectamente.
—Claro, por ciencia infusa, que suerte tienes.
—Suerte la tuya que me tienes como camarero, aceptaré una buena propina como agradecimiento.
—Pues cuando a su majestad le venga bien, tráigame esa copa.
Le vi acercarse con la bandeja y sonreí echando la mano al aire como si pudiese coger mi mojito a esa distancia.
—¿Café? —me sorprendí al reconocer el contenido de la bandeja—. ¿Y qué quieres que haga con un café, subirlo a Instagram?
Creo que en ese momento el alcohol me bajó de golpe.
—Tómatelo y en una o dos horas te habrás recuperado lo bastante como para conducir eso —señaló mi coche en el aparcamiento.
—¡Uff! —resoplé—. Ni que fueras mi madre... Estoy perfectamente, podría conducir incluso con los ojos cerrados hasta casa.
—Por eso mismo, porque soy consciente de que podrías intentarlo —respondió dándose la vuelta.
—Oye, ¿qué es lo que os pasa? El primer día que entramos aquí pensé que vosotros dos... —me susurró Anna.
—¿León y yo? —pregunté soltando una carcajada—. Hay que ver qué cosas se te ocurren, no hay un tipo más irritante en toda la ciudad.
—Pues está como un queso —dijo Sally con los ojos pegados al trasero de León.
—Sí, vale, está bueno pero es... es...
Mis amigas abrieron los ojos esperando que les contase lo que había sucedido el primer día de nuestra llegada a Tooll´s.
—Anna, se buena amiga y ve a pedir un mojito para mí —le pedí desviando el tema.
—No, León tiene razón, has bebido demasiado.
—¡León, León! —me enfadé—. ¿Desde cuándo se le hace más caso al barman que a una amiga?
—Oye, si sigues bebiendo acabarás en el mismo hospital donde ha nacido tu sobrino, pero con un coma etílico. Tú nunca bebes tanto.
—Pues entonces me voy —dije levantándome.
Lo hice tan rápido que perdí el equilibrio y me senté de nuevo golpeándome el trasero contra la silla.
—¡Ay! —me quejé.
—¿Quieres unas friegas? —me gritó León desde la barra con una expresión burlona.
Los habituales del pub se echaron a reír y volví a levantarme furiosa. Caminé lo más derecha que fui capaz hacia la salida y fui dando zancadas hasta el coche, abrí la puerta del Ford Escape y me disponía a sentarme cuando alguien me agarró por la cintura y me apartó de él, haciéndome girar en el aire como un muñeco y cerrando la puerta de mi coche de forma brusca.
— ¡Eh, eh, eh! — me dijo León—. ¿A dónde te crees que vas?
— A casa.
— En tu coche no —se negó arrancándome las llaves de la mano.
—¿Pero quién te has creído que eres? —protesté estirando mi brazo y dando saltitos para intentar alcanzar las llaves que sostenía en alto.
—Esta es otra razón por la que no te voy a dejar conducir, ¿crees que podrás quitarme las llaves de la mano? Yo mido 1,80 y tú... ¿1,40?
—¡Mido 1,60, idiota! —respondí molesta—. ¡Oh, ya veo!, eres uno de esos que cree que cuanto más alto más listo. Normal, los altos no regáis bien, la sangre llega demasiado tarde al cerebro porque tiene que recorrer toda ese pedazo de carne de chorlito.
—No soy alto, soy de estatura normal, lo que pasa es que tú eres bajita.
¡Yo no soy bajita!
—¿Lo ves? Te niegas a aceptar la realidad, voy a meterte en un taxi para evitar que tu diminuto cuerpo acabe en el depósito. No tengo ganas de asistir a tu funeral y ver cómo eres enterrada en una cajita de cerillas.
—¡Uy, que ingenioso! ¿Se te ha ocurrido a ti solito?
—Vamos —dijo agarrándome del brazo.
Me arrastró hasta la parada de taxis y me abrió la puerta haciéndome un gesto teatral para que entrase. El taxista sonrió ampliamente al verle.
—Hola León, una noche movidita, ¿eh? —le dijo echándome una mirada nada disimulada.
—Ni te lo imaginas, Lu —contestó él con su habitual cara lastimera.
—¿A dónde va señorita? —me preguntó amablemente Lu.
—A mi casa —contesté cruzada de brazos.
—Tienes que darle la dirección —dijo León—, los taxis funcionan así.
—Estoy evitando hacerlo porque estás aquí.
—Vaya, y yo que pensaba asaltar tu casa tras diez horas detrás de la barra —dijo meneando la cabeza con fingida pena.
—¡No vas a volver a verme por aquí! —le chillé.
—Te volveré a ver mañana mismo.
—¿A sí? —pregunté con sorna—. Te creerás encantador. No cuentes con ello, barbas.
—Abro a las siete.
—Anda que sí, que voy a venir a verte. Espérame en el porche con una taza de té caliente.
—Tú misma —dijo meneando las llaves de mi coche delante de la ventanilla.
—¡Dámelas! —grité tratando de abrir la puerta.
—¡Arranca Lu! —le ordenó haciendo fuerza contra la puerta para que no pudiese salir del taxi—. Da vueltas hasta que recupere la memoria y se acuerde de dónde vive.
—¡Eres idiota! —grité sacando la cabeza por la ventanilla mientras el taxi se alejaba.
—¿A dónde? —preguntó de nuevo Lu cuando volví a meter la cabeza dentro.
Resoplé echando la cabeza hacia atrás y le di la dirección.                

jueves, 1 de mayo de 2014

El último insulto de Ediciones Atlantis


Hoy me he levantado con mal pie, la razón, en el blog de Ediciones Atlantis, sí, esa editorial que por activa y por pasiva se ha empeñado en darme la paliza constantemente, he descubierto que se incita a sus escritores a ponerme verde, es más, alguno es tan poco inteligente que lo ha hecho. Aquí les dejo el post para que juzguen ustedes mismos y para brindarle a esta “persona” la atención que sin duda le falta, su minuto de gloria:

  
Andrés Vázquez Mariscal
No hay cosa menos exacta
No hay cosa menos exacta, como ocurre habitualmente, que la expresión de omnipotencia que muchos se atribuyen para pontificar, basándose en el ejercicio de la crítica sin tener ninguna capacidad ni razón argumental para ello. Creen estar en poder de una verdad indisputable y, con su imprudencia, ponen en jaque el honor y el destino de personas ajenas a sus desvaríos.
Muchos escritores, sobre todo los primerizos, pecan de soberbia. Creen que su obra merece un reconocimiento legítimo por su calidad literaria, argumento u otras razones, pero desconocen que quienes han apostado porque ese libro pueda ser leído, están arriesgando no sólo su prestigio editorial sino su propio peculio. Creen que la verdad se halla únicamente de su parte, tergiversan, manipulan, se enfadan y, sobre todo, hacen uso de una potestad inmerecida para verter entre los lectores infundios injustificados. Al no encontrar la respuesta que esperaban entre el público y desesperados por la tardanza en alcanzar el éxito, se enredan buscando en los demás justificación a su frustración.
Es el caso de cierta persona que ha llevado su delirio a plantear cuestiones falseadas con el único fin de discurrir la manera de hacerse notar. Las posibilidades de las nuevas tecnologías, Facebook, Twiter, etc., le permite vociferar denuestos en contra de quienes cree culpables de su fracaso. Sin notar que esta crisis que todos padecemos en menor o mayor medida, ha afectado de una manera determinante a la industria editorial. Ya no se editan libros con la alegría de antaño; se cierran las librerías de siempre, las de tu barrio; desaparecen los distribuidores dejando tras de ellos enormes deudas; nadie gasta su dinero en comprar libros ante necesidades más perentorias; la pequeñas editoriales sobreviven con inusitados esfuerzos, reduciendo personal y aportando los editores su patrimonio personal con el fin de mantener funcionando la sociedad por puro amor al arte.
Quienes han apostado por mantener contra viento y marea una de estas pequeñas editoriales, no lo hacen por afán de lucro, es por algo que llevan muy dentro: la pasión por los libros. Además, es menester partir de un principio general e incontestable; a saber, toda editorial es buena en tanto se ha comprometido a editar un texto y arriesgar su dinero en favor de un perfecto desconocido.
Pues bien, todo lo anterior viene a cuento por lo que creo que es un ataque injustificado contra una de estas editoriales de las que hablo, Ediciones Atlantis, por parte de un personaje surgido de la nada literaria y su grupo de corifeos. Me refiero a la señora Gala Romaní Margüenda, que desde su blog lanza diatribas alegando haber sido engañada y estafada. Sepa doña Gala Romaní que yo tengo media docena de libros en el mercado, los dos últimos de la misma editorial de la que usted tanto denuesta, y me encuentro plenamente satisfecho con la labor realizada por ellos; he aceptado hacerme cargo de cien ejemplares y, afortunadamente, tengo suficientes amigos para haberlos agotado incluso en el día de la presentación, ¿los tiene usted?; se me ha informado puntualmente de los ejemplares vendidos y se me han pagado las cantidades pactadas en la fecha acordada; he firmado en la Feria del Libro y estoy dispuesto a rogarles, de rodillas si es preciso, para que editen mis próximos libros.
Haga usted examen de conciencia y pregúntese si su obra no se vende por falta de promoción de la editorial o por su escaso valor literario. Luego, tenga la valentía de confesarlo y todos le estaremos eternamente agradecidos, incluso hasta es posible que compre su dichoso libro.

Ustedes dirán: “las opiniones son libres”, la verdad es que yo también lo pienso, pero en ningún caso debe hacer daño de forma gratuita, como la del Sr. Vázquez Mariscal.
Como veo que están empeñados en lavar una imagen que ellos mismos han ensuciado, basándose en suposiciones e insultos hacia mi persona, les voy a enseñar cómo tiene que ser una afirmación con un pequeño ejemplo para que esto no se haga eterno.
Cuando dije que Ediciones Atlantis me pirateaba, mis palabras venían acompañadas de pruebas documentales como estas:

Mensaje del propio Editor Jefe de Ediciones Atlantis desmintiendo el pirateo tras casi un año de rescindir contrato:

Soy J.D. Álvarez, editor de Ediciones Atlantis y veo, Gala, que has olvidado comentar en el blog que te llamé a casa hace tiempo para pedirte disculpas por algunos problemas que tuvo el libro. Por las molestias causadas te ofrecí publicar tu siguiente libro con una tirada mayor costeada íntegramente por mí y con mayor difusión. Como sabes, el distribuidor de zona, que no los demás, debió colocarlo un poco más, pero de todos modos, no hubo mucha gente en general que lo pidiera en librerías cuando salió a la venta. Además, no es cierto que usurpemos los derechos de autor. El libro se descatalogó, y los poquísimos ejemplares que quedaron en algunas librerías (no más de 7 libros) después de retirarlo del mercado, eran libros que en su día no se vendieron porque nadie los pidió, pero que más tarde, dos o tres personas, no hablamos de 1.000, sino de dos o tres ejemplares, puesto que esos libreros lo compraron, aunque en su día no se vendieran, ahora tienen derecho a venderlos porque son suyos puesto que los pagaron. Reitero, hablo de 7 libros, no son muchos más.

Documentación de la librería Elkar en la que me indican que el libro no está en stock y lo tienen que pedir a la editorial porque ellos NO TIENEN EJEMPLARES. Para ver el documento más grande hagan click en la imagen.










Estimado señor Vázquez Mariscal, le diré que mis libros, que son cuatro, se venden bastante bien, que casi apostaría a que me reportan bastantes más beneficios que los suyos porque están mejor posicionados en las listas de ventas, dado que aunque son menos, como todos sabemos, en un libro lo importante no es la cantidad, es la calidad.
Le ha faltado leerse alguno de mis “dichosos libros” para poder opinar sobre ellos o tratar de hablar conmigo para saber si soy la desequilibrada que usted expone o tengo más razón que un santo.
Yo tampoco he leído ninguna de sus novelas, por lo que no voy a opinar sobre su trabajo porque a eso se le llama “especulación”, y como habrá comprobado soy más dada a aportar pruebas de lo que digo que de lanzar opiniones gratuitas e infundadas a los cuatro vientos, es una cuestión de educación, supongo.
Espero que se haya ganado usted un jamón o un puesto en la Editorial Atlantis, que se lo ha currado mucho, no vaya a ser que haya puesto en entredicho su calidad como persona de esta forma tan ridícula e inconsciente sin sacar algo a cambio.
Pregúntese usted señor Vázquez Mariscal por qué si mi novela es tan mala se negaban a pagarme lo que me adeudaban, por qué seguían pirateándola dos años después si es verdad que no se vendía.
En conclusión, ha hecho usted el más absoluto de los ridículos cargando contra una compañera y, aunque a usted a todas luces no le ha supuesto ningún problema, a mí me cuesta ponerle en su sitio porque tengo conciencia, y en cierto sentido me ha dado usted mucha pena.

jueves, 13 de marzo de 2014








Hoy voy a promocionarme un poquito, no soy muy dada a hacerlo pero estoy muy contenta con la acogida de mi cuarta y última novela, no la he sacado a la venta todavía y ya tengo varios encargos.
Os dejo la sinopsis y la portada a ver qué os parece. 
Os recuerdo que podéis leer aquí el primer capítulo.

                                                                     Sinopsis


Parapetados tras su juventud eterna, alimentándose de la vida y la experiencia de otros, cualquier persona podría ser su próximo objetivo.
Viven en la sombra y desde allí dirigen el rumbo del mundo. No hay nación, pueblo ni gobierno, que les pueda imponer una condena, porque sencillamente no existen, podrían ser cualquier persona en cualquier parte y huir del castigo simplemente abandonándole a su suerte.
Se denominan a sí mismos “Transmigradores”, y ejercen entre los suyos una férrea vigilancia para mantener a salvo el secreto de su existencia.


Nadia espera como todos los días el autobús de línea que la deja frente a su instituto, pero esa mañana pierde el conocimiento y se despierta en un hospital, aunque no está exactamente donde debería, su cuerpo está tumbado sobre una cama y ella suspendida en una esquina del techo.

lunes, 10 de marzo de 2014

¿Cuándo publicar?

Todos sabemos que el número de ventas depende de muchos factores, hay quien compra un libro por una portada atractiva, quien lo elige por género, quien lo hace por el boca a boca…  pero me quiero centrar en solo uno de esos factores, se trata de elegir la fecha para publicar una novela.
Lo primero que hice para  conocer esa fecha fue explorar la red  y, ¡oh sorpresa, nadie revela el dato!
Como no quería quedarme sin saber la respuesta y tampoco podía fiarme solo de los informes de las ventas de mis novelas, pregunté, que es lo que se hace cuando tienes una duda, por extraño que parezca.
La mayor parte de la gente me decía en un principio que era el mes de diciembre porque es cuando más se regala. Los escritores y lectores que tengo en Facebook respondieron enseguida pero me llamó mucho la atención, que pese a tener a gran cantidad de escritores y algunas editoriales en mi TL (Tweet List  o Lista de Twiteer), solo un compañero me contestara a la pregunta (aunque creo que tampoco lo tenía muy claro).
Lo cierto es que llama la atención que todo el mundo parezca haber creído que diciembre es esa fecha señalada, no tenéis más que entrar en amazon en esa época y comprobar por vosotros mismos la cantidad enorme de novedades que hay.
En fin, fueron entrando más comentarios de lectores habituales que coincidían en gran parte con los informes de mis ventas.  Sea por el día de la madre, el del libro o las diferentes ferias, los meses en los que hay más ventas son: Abril, Mayo y Junio.
Este dato quería tenerlo en principio por curiosidad, no iba a compartirlo, pero tras el detalle de esos compañeros que o no estaban o no quisieron contestar, y el silencio de las de las editoriales al respecto, he decidido exponerlo.
No seamos mediocres señores, si uno vende es porque lo que ha hecho está bien y si a los lectores no les gusta un trabajo, no te lo van a comprar, de nada sirve ocultar datos para llevar “ventaja” sobre los demás.
Por último os dejo un par de enlaces que me llegaron de manos de dos personas a las que sigo y tienen datos interesantes sobre la industria editorial:


martes, 4 de marzo de 2014

Reseña de: "Historia estúpida de la literatura"



Sinopsis:

Esta Historia estúpida de la literatura que tienes en tus manos, ¡oh, lector!, no es en absoluto más estúpida que otras muchas muy reputadas que hay por ahí. Lo que sí pretende ser es bastante más divertida, pues se trata de una heterogénea recopilación de artículos y poemas de índole burlesca sobre literatura. Si te atreves a leerla hallarás en ella múltiples géneros cómicos: versos imitativos, falsas reseñas de libros, textos apócrifos, parodias teatrales, burla de las técnicas de los talleres de escritura y otras muchas cosas sorprendentes.





Vaya por delante que no suelo hacer críticas literarias, cuando opino sobre algún libro suelo pasar por encima los detalles de lo que me gusta o lo que no me gusta para no influir en la opinión del lector, pero esta vez voy a hacer una excepción con “Historia estúpida de la literatura” de Enrique Gallud Jardiel.

Tengo que decir que a pesar del título, de estúpida no tiene nada, es más, hace tiempo que no encuentro un humor tan bien hilado, fino, disfrazado a veces de ingenuidad.  Y es que en este país, donde se suele reducir el género a lo escatológico, al caca, culo, pedo, pis, se echaba en falta algo hecho con inteligencia.

Podríamos decir que en su obra no se salva ni el apuntador, sea poesía, novela o incluso zarzuelas, villancicos y talleres literarios, Gallud Jardiel sabe sacar la parte cómica de obras consideradas  maestras  y nos da una lección de ironía utilizando una lógica aplastante frente a la popularidad que todos aceptamos sin preguntas.
Os dejo algunas frases para que podáis comprobar con qué os podéis encontrar en este libro: 

Tras desgranar y resumir  una parte de La Soledad de Gongora  haciendo que sea perfectamente comprensible hasta para un niño de seis años :
 -Ahora, pensándolo con detenimiento, nos asalta la sospecha de que a Gongora le pagaban por palabras.

Describiendo la Zarzuela Katiuska:
-Una princesa rusa que desconoce su origen y trabaja de cantinera se enamora de un comisario comunista y le destroza la vida, porque el hombre acaba e Siberia por su culpa. Hay una versión light en la que ambos se escapan y una versión franquista en la que ella se enamora de un príncipe zarista.

El carácter Español a través de Gigantes y Cabezudos: 
-El contenido conceptual no tiene desperdicio, y su visión de lo que es España resulta tan profunda y penetrante como un enema bien puesto.

-Krontz se presenta en el sitio indicado con una lata de atún en aceite, en la mano derecha. Este dato se incluye, obviamente, para dar al relato un elemento de cotidianeidad, rasgo habitual en Kafka.

Ifigenia estuvo en Táuride, efectivamente,  pero nadie sabe qué fue a hacer allí, porque,  para enterarse, hay que haber leído la tragedia de Eurípides, cosa que nadie ha hecho.


En resumen, la recomiendo mucho, me he reído a carcajadas e incluso he llorado en algunas partes, de risa también. 





Enrique Gallud Jardiel nació en Valencia en 1958. Es nieto del comediógrafo Enrique Jardiel Poncela e hijo de los actores Rafael Gallud yMaría Luz Jardiel.
Se ha dedicado al estudio y la docencia de la literatura española, especializándose en teatro cómico. Es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi y también por la Universidad Complutense de Madrid. Ha enseñado en diversas universidades y otras instituciones de España y del extranjero. Aparte de su actividad académica es autor de una treintena de libros  y de más de doscientos artículos. Dirige la Compañía Teatral Barbieri. Es socio fundador del Instituto de Indología, dedicado al estudio y difusión de la cultura india. En la actualidad reside en Madrid.

sábado, 1 de marzo de 2014

Talleres y talleres


Algo así es lo que me encontré hace unos días en Facebook, normalmente no hago caso de la publicidad pero esta me llamó poderosamente la atención y me dejó dudando entre echarme a reír a carcajadas o enfadarme. Os lo reproduzco y ya os advierto que no tiene desperdicio:
  
Conviértete en un escritor de éxito: Taller intensivo para crear un bestseller

¿Te gustaría conocer los secretos para crear un bestseller? Si has llegado hasta aquí es porque hay algo en tu interior que sabe que puedes hacerlo. Escribir una novela de éxito no es un imposible, tan solo has de conocer los secretos que esconden los autores y que no desean desvelar. 

Desde que empecé a escribir he ido adquiriendo hábitos, y desarrollando habilidades para crear mis novelas, cinco en total, y todas ellas han estado posicionadas en los mejores puestos de Amazon. Mi pasión por la literatura ha ido más allá, he querido descubrir todos los secretos, y ha llegado el momento de que los comparta contigo.

Ahora quiero poner a tu alcance el "Taller intensivo para crear un bestseller" y digo intensivo porque no nos vamos a detener con teorías aburridas, ni conceptos que solo harían enredar y ralentizar nuestro objetivo. Este es un taller práctico que va al grano, y que enseña todo lo que debes conocer para crear una novela que atrape al lector.

¿Qué tiene de especial este taller? Este taller a parte de enseñarte las técnicas que debes conocer para manejar tu novela como un autor de éxito, se fusiona con la PNL(programación neurolingüística) creando una combinación perfecta entre conocimientos y motivación. A partir de esta base tan sólida vamos a adentrarnos aun más, y aprenderás cómo funciona la mente del lector, y cómo vas a beneficiarte creando efectos sorprendentes en tus historias.

¿Esto es todo? Ni mucho menos. La creación de un bestseller es un conjunto de ingredientes que juntos desencadenan el éxito, pero si falla alguno es como un pan sin sal. Por lo tanto vamos a cuidar el detalle, y profundizaremos en la creación de personajes, diálogos y golpes de efectos.

¿Cuánto dura el taller? El taller se divide en ocho lecciones repartidas en ocho semanas. Trabajarás a tu ritmo, sin horarios y pudiendo consultar todas las dudas que te plantees, siempre a través de correo electrónico.

¿Y luego qué? También voy a asesorare sobre las diferentes opciones de edición a través de mi experiencia personal. Y lo mejor de todo, si te decides a publicar tu novela para evitar las odiosas esperas editoriales voy a proporcionarte la información necesaria para que te beneficies de una oferta insuperable de edición.

¿Y el precio del taller? Un taller convencional podría costarte entre 250,00 y 500,00 euros. Si a eso le sumamos la ayuda de un coach que te guie en el proceso literario, la cifra podría ascender considerablemente. Descubrir los secretos de los autores de éxito, no tiene precio, pues ninguno los quiere desvelar. He gastado muchísimo dinero  en mi formación como escritora, la mayoría de veces me han enseñado conceptos que ya conocía. Yo quiero ahorrarte años de aprendizaje y enseñarte realmente lo que te va a llevar al éxito. Este es el taller que me hubiera gustado encontrar al principio de mi carrera, y ahora lo tienes a tu alcance por tan sólo 150,00 euros

El taller empieza el 1 de noviembre con un máximo de 10 alumnos por semestre. Los interesados que no consigan plaza para esta convocatoria tomarán prioridad para el siguiente taller por orden de inscripción.

 Lo primero que hice fue poner un comentario en el anuncio llamándole la atención a la susodicha autora por la tomadura de pelo que supone pedir una cantidad bastante generosa de dinero, de la que además no precisa el importe exacto lo que ya indica irregularidades graves, por impartir un taller literario sin tener ni idea, y digo esto último porque al indagar sobre las cualidades profesionales de la autora como toda referencia de sus “numerosísimos gastos en formación para ser escritora” me aparece esto:

Desde pequeña comenzó a sentir curiosidad por las palabras, y encontró la mejor forma de expresar sus sentimientos a través de la escritura. Pero no fue hasta 2007 cuando, impulsada por su pasión por la lectura, comenzó a replantearse su vocación por la literatura. Así, sus primeros pasos los dio publicando relatos seleccionados en varios concursos literarios, acto que la motivo para adentrarse aun más y decantarse por la novela y los cuentos infantiles.
Es colaboradora en diversas webs y revistas digitales aportando consejos para escritores. Recientemente ha estrenado un taller online de iniciación a la escritura para aquellos que quieran empezar en el mundo de las palabras.

Toda su formación ha consistido en leer mucho y escribir, ¿eso la capacita lo suficiente para impartir un curso? ¿No sería mejor invertir ese dinero en hacer lo mismo que ella y leer buenos libros? ¿Esos concursos literarios en los que publicó sus relatos eran convocatorias de editoriales o trabajos del cole? Me inclino por lo segundo, cuando uno queda finalista en un concurso literario en la biografía aparece el año y el nombre de la editorial, sería el primer caso que me encuentro de un escritor que omite méritos.
A ver señores, mi perfil puede ser parecido al de esta señora, yo soy escritora de literatura fantástica, publiqué mi primera novela con una editorial (si se le puede llamar así), obviamente colaboro en una web cultural, esta. Mi novela está muchísimo mejor posicionada en Amazon que la única que he encontrado de la autora de este anuncio que dice tener cinco bestsellers, casi un millón de puestos por encima de la de esta mujer, no soy millonaria por ello así que, ¿me capacita todo esto eso para impartir un curso? No, nunca, jamás. Mi conciencia no me permitiría intentar lucrarme de las ilusiones de los demás.
No piquéis por favor, este tipo de anuncios redactados como si estuvierais en un mercadillo comprando bragas o en un concurso de positivismo sectario, son una patraña que no os conducirá a nada.
Espero que en algún momento alguien tome cartas en el asunto y este tipo de estafas tan dañinas para un sector en el que hay tantos profesionales con sensibilidad, sean por fin castigadas por la ley.

viernes, 21 de febrero de 2014

Busco un libro... pero de un escritor.

Después del bombardeo publicitario de libros de exministros y expresidentes varios, con polémica en las redes incluida, como la respuesta indignada de Ada Colau al expresidente Felipe Gonzalez cuando este, tras criticar a la plataforma antidesaucios diciendo que acosaban a niños, le pidió que fuera ella la que presentara su libro a los medios, llega ahora la moda del libro basura del famoso.
Y es que  tras la irrupción de algún que otro futbolista y personajes mediáticos como Belén Esteban en las letras, llega ahora otro fenómeno televisivo al maravilloso mundo de: “cuente usted su vida que es lo que vende”, de David Bisbal.
Estoy cansada de escuchar críticas tremendas y muy crueles por parte de mucha gente acerca de mis compañeros escritores, algunas realmente inmerecidas dado el talento de la persona en cuestión, hablando sobre que ahora todo el mundo se cree escritor, que si encuentran faltas de ortografía o les falta un acento y es porque el escritor es un burro. Pues ahora amigos, podrán encontrar en estos libros una impecable redacción, pero eso sí, el interés de lo contado en sus páginas también brillará por su ausencia.
Si lo que buscan es la firma del autor me parece tonto  pero bien, pero si lo que quieren es leer, les recomiendo que compren un libro.
La culpa, de todas formas, no la tienen los lectores, no, la tienen las editoriales o casas de música en este último caso.
Yo os invito a entrar en la página de alguna editorial y leer el apartado que reza: “Recepción de originales”. Algunas no aceptan manuscritos directamente, otras no los aceptan por email, por lo que tienes que imprimir y mandar el original “encuadernado” (sino también va a parar a la papelera).
Las que aceptan la recepción por email te piden una biografía, que la novela esté inscrita en el registro de la propiedad intelectual, una sinopsis, un resumen de toda la novela (algunas veces por capítulos), la novela en cuestión o la obra completa, que esté escrito sin faltas de ortografía. Si has escrito algo con un nùmero de páginas superior a 250 ya puedes rezar lo que sepas para que interese, porque el precio de un libro se encarece por la cantidad de hojas, no por la calidad, en fin, podría seguir relatando una lista interminable de requisitos según una editorial u otra, pero en resumen lo que parece que les interesa es que les hagas el trabajo para que luego puedan pagarte un 10% por imprimirla y enviarla a distribuidoras, y da las gracias si aceptan, porque siendo novel es casi imposible.
Me siento profundamente decepcionada, el mundo editorial en España ha dejado de parecerme serio, un sector que debería estar interesado en la calidad se encuentra totalmente dirigido hacia el marujeo, el amiguismo y la caza del famosete para asegurar ventas mediante el espíritu cotilla de personas que no son lectoras habituales.