domingo, 28 de abril de 2013

Vivir de otros autores


Casi todos los autores que puedes encontrar en la red no viven de escribir, el mundo literario es muy difícil y salvo unos cuantos afortunados que se han hecho un nombre, el resto ejercen otra profesión para poder subsistir.
Es una situación triste y según tengo entendido, en otros países los escritores son capaces de vivir de su trabajo gracias a que tienen otro sistema de cobro diferente al que ofrecen las editoriales Españolas a sus autores.
Muchos autores independientes han decidido unirse para apoyarse entre ellos y llegar así al top en las listas de ventas, este hecho no me parece reprobable, ya que el lector es el que al final juzga si debe permanecer en los primeros puestos de las listas de ventas o por el contrario la novela no merece estar allí, con lo que al final cae de esa lista irremediablemente por mucho apoyo que le deparen los compañeros.
Las editoriales suelen hacer algo parecido aprovechando el tirón del nombre conocido que no siempre es sinónimo de buen libro, y haciendo campañas en las librerías para que las novelas de su sello editorial estén bien visibles en las estanterías.
Hace un tiempo una amiga compartió un artículo de un periódico sobre el buenrollismo literario entre escritores que dio paso a todo un debate en el que entre otros, yo defendí la honorabilidad de mis compañeros escritores y la honradez a la hora de juzgar el trabajo ajeno. Me parecía increíblemente injusto que algunos nos acusaran de hipócritas a los que únicamente les interesa meterse en las redes sociales mostrando nuestra mejor cara a otros autores para vender más ejemplares, y aprovechar también el amiguismo para vender a los seguidores de los demás.
En mi opinión nadie puede acusar a un escritor por hacer publicidad de su trabajo, no obligan a nadie a comprarles, solo informan de que su obra está ahí. Nuestros libros son como nuestros hijos y luchamos por ellos.
Pero desde hace un par de semanas vengo encontrándome con “compañeros”, a los que ya no considero como tales, que a mi entender han ido más allá intentando subsistir aprovechándose no ya de los lectores, sino de otros autores.
Algunos de estos individuos se ofrecen a leer el trabajo de los demás “de forma desinteresada” para luego intentar venderles que deben apuntarse a este o aquel taller literario, que suele ser de un amigo suyo, y que por un módico precio te convierte en bestseller. ¡Ojo!, la gran mayoría de los talleres no se aprovechan de autor y son muy necesarios, pero lo mejor informarse y buscar por vuestra cuenta.
Pero los peores para mi son esos que directamente les piden dinero, voy a dejaros dos ejemplos de peticiones de este estilo para que veáis a que me refiero y luego os explico por qué me han parecido tan mal:


PRIMER EJEMPLO

¿Estarías dispueto/a a apadrinar a un escritor en apuros? (Yo)
Desglose de gastos que tengo:
Alquiler mensual: 250 euros (Estudio de una habitación)
Avituallamiento mensual y otros: 250 euros.
Total: 500 euros.
Si solo 50 amigos/as quisieran desprenderse de la módica cantidad de 0,34 céntimos diarios, esto solucionaría mi problema económico y además podría seguir haciendo lo que sé hacer: escribir, editar libros de otros autores…
Si te parece bien la idea y quieres apadrinarme da el Me gusta, cuando tenga los 50 padrinos / madrinas, me pondré en contacto con vosotros/as mediante mensaje privado.
Gracias por todo.
Y un abrazo en pos de la hermandad literaria.

Está muy bien que la gente se sienta inclinada al mecenazgo y esté dispuesta a pagar esa cantidad para que un autor pueda escribir, es muy loable, pero creo que deberían pensárselo bien, primero porque tener un estudio   no garantiza que lo escrito sea mejor, y segundo porque puedo aseguraros que las musas no tienen una dirección, llegan en cualquier parte y a cualquier hora. Muchos escribimos en nuestras casas, yo lo hago en papel y luego lo transcribo al ordenador. Entre papel, bolígrafos y pagar la conexión a Internet, no me gasto esa cantidad ni de lejos.
Hay que tener en cuenta que el trabajo de un escritor no se puede cuantificar en días, meses o años, es imposible establecer cuando terminarás de pagarle ese estudio.
El gancho de que editará la obra de otros autores es lo que menos me gusta, o pides un estudio para escribir tus novelas, o lo que quieres montar es una agencia literaria u editorial utilizando crowdfunding, lo cual no me parecería mal en absoluto si lo anunciara abiertamente, pero como no es el caso me quedo con la impresión de que solo se trata de una manera de asegurar que los compañeros le paguen el estudio con la promesa de evaluar, y quizá editar sus obras.

SEGUNDO EJEMPLO

“Estoy aprendiendo a construir una red de amigos virtuales que me proporcionen dinero real. Hazlo también con mi libro”

El escritor en cuestión añade un enlace de su novela, que es tipo “cómo hacerse millonario escribiendo, en tres segundos y con siete sencillos pasos”. Como me pareció tan increíble me comuniqué con este autor y le dije: “Me parece muy fuerte la frase, ¿amigos virtuales que me proporcionan dinero? ¿Hazlo también con el libro? ¿Amigos? ¿En serio?”. Su respuesta fue dejar de seguirme inmediatamente y la mía darle las gracias por dejar de hacerlo para que nadie me confunda con los “amigos” que le regalan dinero.

El caso es que empiezo a estar harta de autores que ofrecen correcciones, fórmulas milagrosas y otras soluciones a cambio de dinero a otros compañeros. Me parece terrible que haya autores que se porten así con otros para ganar dinero, por la sencilla razón de que ningún trabajador del mundo debería tener que trabajar gratis y encima pagar por su trabajo,  es completamente ridículo.
Si eres autor mi consejo es que cuando necesites corrección contactes con un profesional, no regales tu dinero a personas poco fiables, podrías no solo perder tu dinero, sino la ilusión y hasta tu obra.
Y a estos “autores” les recomendaría que se planteasen dejar de escribir, si no son capaces de editar o autoeditar por sus propios medios, es que no tienen talento suficiente. Vivir de aprovecharse de los demás es reprobable, yo misma he tenido una experiencia editorial de este estilo que no le deseo ni a mi peor enemigo.